EL UNIVERSAL. Entrevista a Oswaldo Payá “Queremos cambios, no pantomimas”

Entrevista Oswaldo Payá Sardiñas, defensor de los Derechos Humanos y la Democracia en Cuba
“Queremos cambios, no pantomimas” “Es triste que a estas alturas los venezolanos sigan creyendo en la revolución de Fidel Castro”

EL UNIVERSAL
Frank López Ballesteros

El teléfono repica. Cuatro tonos anteceden a la voz apacible de Oswaldo Payá Sardiñas, uno de los principales líderes de la oposición cubana.

“¿Puede hablar tranquilamente?”, pregunto tras especificar el motivo de la llamada. “No creo que haya algún inconveniente, sólo que la seguridad del Estado escuchará la conversación”. En ese instante, Payá se presta a conversar.

En 1987 fundó el Movimiento Cristiano de Liberación. Es el promotor del Proyecto Varela, iniciativa que busca reformas políticas democráticas en Cuba como la libertad de expresión y asociación, el derecho a la empresa privada, la liberación de prisioneros políticos y cambios en la ley electoral. Este ingeniero de 55 años sigue defendiendo “hasta el último día de vida lo que por ser personas nos corresponde: la libertad”.

Su estrategia hizo tambalear al Gobierno cubano, que en 2002 se volcó a enmendar la Constitución para hacer del socialismo un sistema irrevocable.

Ante la renuncia de Fidel Castro y ascenso al poder de su hermano Raúl, Payá sostiene: “lo que ha hecho el sistema en estos últimos meses es demostrar lo que hemos denunciado: seguimos reprimidos”.

Cree que la firma de la Convención de Derechos Humanos por parte de Cuba “no significa nada. El mayor ejemplo de humanidad que puede hacer el sistema es liberar a los presos de conciencia”.

-Su país parece detenido en el tiempo.

-No es que parezca, lo está. Los cubanos vivimos en el pasado, añorando el futuro, porque el presente es algo tan monótono que el tiempo pasa sobre nosotros y no le podemos ganar en nada. Mientras todo cambia afuera, aquí siempre es igual.

-¿Con qué palabras puede resumir el 2007 para Cuba?

-Una gran y profunda desesperación, una frustración, pero a la vez esperanza, es lo único que pienso que los cubanos no perdemos. Fidel Castro no daba señales de que dejaría el poder, y es que realmente no lo ha dejado, sigue allí dando órdenes. Desde el extranjero dicen que hay reformas por parte de Raúl, pero eso es una pantomima. Sigue la miseria, siguen las cárceles podridas de gente inocente que dijo lo que sentía sobre esta dictadura.

-¿Y los últimos 50 años?

-Nosotros no podemos negar que en el país se aplicaron un conjunto de reformas sociales que en su tiempo contribuyeron a mejorar la condición de los cubanos. El problema es que Fidel Castro exportó todo lo que tenía y ahora nuestros médicos están en el extranjero, prestando misiones y en Cuba el servicio médico se ha deteriorado. Es oscuridad para los nuestro y luz para afuera. El mundo ve en este sistema un ideal que seguir, pero es el teatro de lo absurdo.

-Si hay cambios con Raúl Castro, ¿demuestran algo?

-La miseria sigue. Pero lo significativo es que confirman lo que por años se denunció: que había injusticias. Lo importante no es que se rejuvenezca la cúpula del Partido Comunista, porque los cubanos queremos cambios, no pantomimas. Acá una familia extranjera tiene más valor que una cubana. Lo que parece que existe es un continuismo, una transición hacia lo mismo.

Derechos condicionados

En diciembre pasado, Payá entregó a la Asamblea Nacional cubana un importante documento en el que se pide una amnistía para los detenidos políticos.

-¿Qué opina de la firma del convenio de derechos humanos por parte de Cuba?

-Esos elementos son cortinas de humo. La cuestión es que Cuba está buscando ampliar su mercado, queriendo demostrar lo que no es, buscando la mendicidad de muchos gobiernos para que estos no tengan objeciones en sus parlamentos por ese tema. En realidad están buscando redefinir el concepto de libertad. Los derechos humanos a lo Raúl Castro.

-¿Cuántos presos políticos hay en las cárceles?

-Aproximadamente 250 o 300 presos, pero la verdadera cifra la maneja la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional. Por cierto, es ilegal esa formación.

-¿Hay conciencia de la situación de los opositores encarcelados en su país?

-El régimen castrista se encargó de desarrollar un aparato comunicacional centralizado. Una televisión, un periódico. Es por ello que nuestras voces, la de las familias de los presos políticos, fueron siempre interpretadas como calumnias, e inscribieron sobre nosotros la imagen de traidores, de “gusanos”. La gente sabe que hay represión, pero prefieren callar. Es el resultado de la cultura del miedo.

-¿Están preparados los cubanos para una democracia?

-Siempre estaremos preparados para el bien. Cuando propusimos el Proyecto Varela, cerca de once mil cubanos decidieron apoyar esa iniciativa. Sobre la mente de los cubanos hay un sueño generalizado, y es expresarse libremente, sin temores. Es un hecho consumado ese anhelo.

-¿Ese cambio será pacífico o habrá una guerra?

-Los cubanos están conscientes de que quieren algo nuevo, y desde que empezamos nuestra lucha hemos buscado que no haya enfrentamientos, sino diálogo, pero nos han reprimido. Los cubanos saben qué es la democracia, y lo que significa, y si hay guerra es porque el Gobierno la quiere, ellos tienen las armas, la política del miedo.

-¿En dónde quedará Estados Unidos y la disidencia cubana en todo esto?

-Cuando emprendimos nuestra lucha sabíamos que la última palabra la tienen quienes vivimos en Cuba. Los gobiernos de Estados Unidos desde que los Castro consolidaron su dictadura en los sesenta, han abogado por nuestros derechos, así como otros países, y estamos agradecidos; pero este proceso es de los cubanos, somos nosotros, aquí adentro, los que padecemos injusticias y seremos también quienes exijan cambios. Nuestros hermanos en el exilio tienen que estar preparados para reconstruir su patria.

-¿El capitalismo será la solución al problema cubano?

-Le agradezco mucho su pregunta, es oportuna. Durante 40 años Fidel lapidó cualquier modelo político distinto al comunismo. Después de éste ningún sistema funcionaba. La URSS se extinguió y lo que se recuerda es represión. Cuando se redactó el Proyecto Varela, dejamos por sentado que lo que buscamos es la apertura que permita que nuestros pueblos accedan a trabajos bien remunerados, sindicatos, derechos laborales, a la protesta, sin deslindarnos de los beneficios sociales. El castrismo hizo creer que nuestros males son por culpa del capitalismo, y no por tiranía.

-Sobre el Proyecto Varela, ¿sigue en pie? ¿Habrá modificaciones?

-En lo absoluto. Nuestra iniciativa sigue adelante porque es la sumatoria de nuestros anhelos, y es la mejor herramienta para abrir un futuro de libertades para Cuba.

-El mundo siempre ha visto a Cuba como el corazón de las revoluciones, de la justicia social, de la igualdad, ¿esto es así?

-Excelente pregunta. Sobre eso le diré varias cosas. Nuestros hermanos latinos nos olvidaron, pensaron que Cuba era Fidel Castro y el Partido Comunista. En Europa no imaginaron el sufrimiento de los presos políticos, de los miles de inocentes que salían en balsas para buscar algo mejor. Lo que no saben es que el miedo es tan fuerte que pocos se hacen valientes y gritan. Somos el único país comunista de América, y no por convicción, sino por olvido.

-Venezuela busca importar el modelo político cubano.

-Es triste que los venezolanos crean a estas alturas las injusticias de la dictadura de Fidel Castro. Durante años hemos luchado por mostrar la realidad de las cosas, pero ya vemos que pocos nos escuchan. Cuando nosotros vemos que los venezolanos aclaman a Cuba como un ideal, como la “isla de la felicidad” nos da dolor y miedo. Lo que puedo decirles a los hermanos venezolanos es que luchen por defender su democracia y las libertades sociales. Cualquier minúsculo cambio es la señal para actuar. No se aminoren.

-¿Cuál es el papel de la oposición en este nuevo período de Raúl Castro?

-Agradecemos a Dios por su infinita fuerza, por el valor que da a nuestras almas para seguir luchando. Con ese espíritu vamos a seguir luchando por la libertad, defiendo nuestras ideas, abogando por los hermanos presos. Le doy gracias por darme la inmensa oportunidad de ser escuchado para pedirle al mundo que ponga sus ojos en Cuba, que exijan reformas, por favor.

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