l El complejo de que Cuba, para sobrevivir, tiene que ser subsidiada y sostenida por una potencia que menoscabe nuestra soberanía y manipule nuestro pueblo como un instrumento para intereses ajenos, ha sido impuesto con el comunismo.
El padre Félix Varela nos enseñó que Cuba debía ser tan isla en lo político, como en lo geográfico. Si grave es lo que dijo el canciller del gobierno cubano, Felipe Pérez Roque, igualmente grave es la razón por la que él puede decir cualquier cosa, sin contar con los cubanos, inclusive eso: que los cubanos estaríamos dispuestos a renunciar a nuestra soberanía y nuestra bandera. Puede hablar así a nombre del pueblo cubano, porque los cubanos, en Cuba, ahora no tenemos voz y vivimos bajo un orden sin derechos. Esa declaración ni siquiera es conocida por la mayoría del pueblo. Razón tenía el padre Varela cuando afirmaba que la soberanía nacional es inseparable de la soberanía popular. Un pueblo sin derechos no es soberano e independiente y viceversa. Debemos recordar que decenas de cubanos fueron detenidos en marzo del 2003 y condenados bajo la injuriosa y falsa acusación de atentar contra la independencia nacional. El propio Pérez Roque calumnió y ofendió repetidamente a esos prisioneros. Sin embargo, es ahora el canciller quien anuncia que Cuba pudiera ceder su soberanía y su bandera. Lo que hemos hecho y hacemos es defender la soberanía e independencia nacional, algo que de manera pacífica, transparente y radical se defiende y reivindica en el Proyecto Varela. Y por eso están encarcelados nuestros hermanos, en condiciones crueles e inhumanas. Para anular la soberanía del pueblo cubano, tuvieron que negar los derechos que reclama el Proyecto Varela y ordenar la genuflexión de la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde sus miembros, uno a uno, fueron partícipes del despojo del derecho de la soberanía del pueblo cubano, para establecer de manera forzada en la Constitución el sistema político, económico y social como “irrevocable”. Cuba quiere ser hermana de todos los pueblos, razas y culturas, pero los cubanos jamás han consentido ni consentirán que nuestra Patria no sea independiente y soberana. El señor Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, reinterpretó y trató de arreglar el lapsus del canciller, haciendo una aclaración para el resto del mundo, no para el pueblo de Cuba. Según AFP, Alarcón dijo: ”El [Pérez Roque] no dijo cederla a España ni a Estados Unidos, él dijo cederla el día que tengamos la patria grande, la patria unida por la que luchó esa bandera toda su historia”, agregó, al mencionar que la Unión Europea tiene su propia bandera y moneda. Por supuesto que nosotros los cubanos no cederíamos nuestra bandera y soberanía, ni a Estados Unidos, ni a España, ni a nadie y tampoco a ninguna patria grande. Y todos sabemos que la amenaza e insulto repetido a nuestra soberanía se están concretando en la injerencia arrogante del presidente venezolano Hugo Chávez y su poder en la vida cubana. Podemos ver un antecedente de esta expresión de Pérez Roque en la expresión del presidente Chávez, quien el pasado 14 de octubre afirmó en Cuba que ambos países son un mismo país y van hacia una confederación de repúblicas bolivarianas, martianas, caribeñas y sudamericanas. Ya antes había dicho que Cuba tenía dos presidentes, considerándose él mismo uno de estos dos. Por una parte, si esa Confederación se realizara como la fusión de los regímenes que ahora imperan en Cuba y en Venezuela, dicha Confederación no sería ni bolivariana, ni martiana, pues sería para la opresión y no para la libertad. Por otra parte, Cuba no va a confederarse, ni fusionarse con nadie. Cuba es hermana de Latinoamérica y aunque no ha tenido la solidaridad de parte de la mayoría de la familia latinoamericana, es parte inseparable de esa familia. El carácter autocrático del régimen de Chávez y sus aspiraciones de perpetuarse en el poder ya están claros. Parece haber una comunidad de intereses entre los dos regímenes que se enlazan en un proceso de realimentación. No me refiero al servicio humanitario, y por eso positivo, que ofrecen los médicos cubanos en Venezuela, sino al enlace político que se afirma en la dependencia forzada de la economía cubana del petrodólar venezolano y que parece otorgarle al presidente Chávez la potestad de decir lo que le parezca en Cuba. Mas allá de las declaraciones insultantes de Chávez y del canciller cubano, está el peligro de que Chávez convierta nuestro país en instrumento de sus aspiraciones hegemónicas, envolviéndolo en su frenesí de confrontación, que en nada responde a los legítimos intereses y dignidad de nuestros pueblos, ni a la defensa de nuestra independencia nacional. Se convierte entonces el petrodólar venezolano en petrodolor para el pueblo cubano. Amamos al pueblo venezolano y le deseamos prosperidad, paz y libertad, pero a la vez ambos pueblos queremos ser libres y amigos. Creemos que eso es lo que quiere el pueblo venezolano, que seguramente tampoco desea dos presidentes ni ninguna confederación. Este es el mismo concepto que tenemos en las relaciones con los vecinos del norte, donde vive una parte importante del pueblo cubano, y con todos los estados del mundo: relaciones entre pueblos y estados independientes y soberanos, respetuosos de la autodeterminación de cada cual. Líder del Movimiento Cristiano Liberación