Juan Carlos Herrera Acosta, que cumple una injusta sanción de veinte años en la prisión de Kilo 8 en la Provincia de Camaguey, se declaró en huelga de hambre debido al trato inhumano y humillante de que es víctima por parte de los carceleros de ese penal y por la falta de la debida atención médica.
En su última llamada telefónica, Juan Carlos, dijo que sentía muy mal y su voz era débil. Algunos compañeros de la prisión lo sostuvieron para que pudiera acudir al teléfono, desde el que explicó que se declaraba en huelga de hambre porque era lo único que podía hacer para reclamar un trato más humano y mejor atención médica. El hecho de que un prisionero acuda como último recurso a la huelga de hambre explica por si mismo la situación de trato cruel y degradante a que son sometidos estos prisioneros.