Muerte de disidente estremece a oposición cubana
EFE LA HABANA
La muerte de Miguel Valdés Tamayo, un disidente excarcelado del llamado Grupo de los 75, sacudió ayer a la oposición cubana, que denunció la responsabilidad moral del gobierno en su fallecimiento y pidió la excarcelación de los presos políticos.
Valdés Tamayo, de 50 años, sufría fibrilación auricular y fue ingresado en terapia intensiva el 31 de diciembre en el hospital Julio Trigo de La Habana, donde murió la noche del miércoles tras sufrir dos paros cardíacos, explicó su esposa, Bárbara Elisa Pollazo Portillo.
El líder de la organización ilegal Hermanos Fraternales por la Dignidad fue condenado a 15 años en los juicios sumarísimos contra 75 disidentes celebrados en abril del 2003, y excarcelado el 9 de junio del 2004 con una licencia extrapenal por sus problemas de salud.
Era uno de los 16 disidentes del Grupo de los 75 excarcelados por razones humanitarias.
”Me han soltado porque saben que mi estado de salud está quebrantado, que mi cuerpo está enfermo”, dijo el disidente después de su excarcelación en el 2004.
Su esposa recordó que, el pasado octubre, Miguel Valdés fue víctima de un acto de repudio en el que fue golpeado y fue detenido y liberado varias veces tras visitar la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana.
Tras su puesta en libertad, colaboró con la Asamblea para Promover la Sociedad Civil liderada por Marta Beatriz Roque, quien denunció que el gobierno había prohibido la salida del país al disidente, pese a tener visados de Holanda y EEUU, y que la Seguridad del Estado lo hostigó y amenazó en varias ocasiones.
”No sabemos qué más va a tener que poner la disidencia. La disidencia ha puesto los presos, la separación y el dolor de la familia, los enfermos y ahora está poniendo los muertos”, lamentó Roque.
Al funeral de Valdés Tamayo acudió ayer más de una treintena de disidentes de distintas tendencias y varios diplomáticos europeos. Sus restos serán enterrados en el Cementerio de Colón de la capital.
”Era una persona muy querida, un hombre bueno y bondadoso”, apuntó Elizardo Sánchez, líder de la Comisión Cubana de Derechos Humanos, quien afirmó que su muerte “pone de relieve la actitud implacable del gobierno de Cuba con aquellos que se atreven a disentir del régimen”.
”Constituye una señal de alerta para el gobierno, de que los que están en prisión injustamente pueden fallecer por las condiciones tan terribles que tienen y por el tratamiento médico inadecuado. Deben ser liberados, no debe producirse otra muerte”, dijo Miriam Leiva, del movimiento de las Damas de Blanco.
A juicio de Oscar Espinosa Chepe, otro de los disidentes del Grupo de los 75 excarcelado por motivos de salud, la muerte de Valdés ”debe llamar a la reflexión al gobierno. Las cárceles están llenas de presos pacíficos como Miguel, muy enfermos, y se podrían provocar más muertes innecesarias como ésta”, apuntó Espinosa.