Mercedes Gallego Enviada Especial  La Habana Madrid España Septiembre 25, 2006
El cartel que han pintado en su calle lo deja claro: «En una plaza sitiada, la disidencia es traición». Y por si había alguna duda de a quién se refiere, en una esquina dice: «San Ignacio de Loyola». No es una cita del santo, sino una alusión al vecino más polémico de la calle, Oswaldo Payá, de 54 años, fundador del Movimiento Cristiano de Liberación, dos veces nominado al Premio Nobel de la Paz, y una de las principales figuras de la oposición interna en Cuba. Sus vecinos le vigilan y le acosan con los llamados «actos de repudio», y la Seguridad del Estado tiene un coche permanentemente aparcado en la esquina de su casa, desde el que se toma nota de cada visitante. Ahora la consigna entre lo que Payá llama los cuerpos de represión del estado es que no vivirá para intentar ningún cambio en Cuba a la muerte de Fidel Castro, porque el día que muera el líder cubano fusilarán a todos los presos políticos y líderes de la disidencia.

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Mercedes Gallego Enviada Especia lLa Habana Madrid España Septiembre 25, 2006El cartel que han pintado en su calle lo deja claro: «En una plaza sitiada, la disidencia es traición». Y por si había alguna duda de a quién se refiere, en una esquina dice: «San Ignacio de Loyola». No es una cita del santo, sino una alusión al vecino más polémico de la calle, Oswaldo Payá, de 54 años, fundador del Movimiento Cristiano de Liberación, dos veces nominado al Premio Nobel de la Paz, y una de las principales figuras de la oposición interna en Cuba. Sus vecinos le vigilan y le acosan con los llamados «actos de repudio», y la Seguridad del Estado tiene un coche permanentemente aparcado en la esquina de su casa, desde el que se toma nota de cada visitante. Ahora la consigna entre lo que Payá llama los cuerpos de represión del estado es que no vivirá para intentar ningún cambio en Cuba a la muerte de Fidel Castro, porque el día que muera el líder cubano fusilarán a todos los presos políticos y líderes de la disidencia. -¿Tiene alguna esperanza de que la enfermedad de Fidel Castro traiga algún cambio?
-No, nuestra esperanza nunca ha estado ni en su muerte ni en su enfermedad, sino en un despertar de los ciudadanos cubanos, una pérdida del miedo, una liberación que no significa odio, ni violencia, sino liberarse de la mentira y de tantos condicionamientos como impone la cultura del miedo.
-Después de 47 años parece bastante claro que mientras Fidel Castro esté al frente del gobierno no van a conseguir esos derechos que piden.
-Parece bastante claro que ni Fidel Castro ni los que aspiran a mantener este orden tienen la intención de abrir las puertas hacia el derecho. Para mí eso significa que sigue siendo un desafío para el pueblo de Cuba conquistar esos derechos. Nuestro movimiento surge como un movimiento de inspiración cristiana no confesional en clave de liberación del odio y del miedo, pero también en clave de reconciliación, porque éste es un régimen que fragmenta, que hace que la gente se vigile y desconfíe el uno del otro, y que impone un estilo de vida en que conseguir el pan de cada día significa, para la mayoría, salirse a veces de la ley. Aquí casi todo es prohibido, menos lo que es tolerado.
-¿Alguna posibilidad de que eso cambie con Raúl Castro?
-No ponemos nuestra esperanza en eso. Lo que tampoco tiene posibilidad es la aspiración de que después de casi cinco décadas con este orden sin derechos, el pueblo de Cuba quiera y acepte seguir viviendo así.
-¿Cómo se puede cambiar eso?
-Después de que el régimen aplastase el Proyecto Varela en la primavera negra de 2003, con el encarcelamiento de 75 de sus integrantes, y las visitas y amenazas a las decenas de miles que se atrevieron a poner sus firmas en él, redactamos el programa «Todos cubanos» con las miles de opiniones que recogimos. En él se visualizan cambios pacíficos en clave de reconciliación, con un proceso de institucionalización del derecho de un gobierno provisional, pero también de apertura a los derechos económicos, manteniendo la educación gratuita, la salud pública gratuita y otros beneficios sociales. Se puede ver más del programa en www.oswaldopaya.org o en www.mclpaya.org. No es una entelequia, sino el fruto de un proceso de participación ciudadana, y es en esa liberación , en ese espíritu de perdón, donde también decimos que no hay que quitar la casa a nadie, que nadie vendrá de Miami a despojar a nadie de su propiedad, ni tampoco habrá un salto al capitalismo salvaje de privatizaciones. Todo en el mundo son sentencias, como si hubiera que ir de un extremo a otro. No dejan de preguntarnos si se puede dar aquí un modelo chino. ¿Por qué no hablan de un cambio a la española?

-¿Hay alguna posibilidad de que se pueda llegar a eso con este régimen, sea Fidel o Raúl Castro?

-No, con este régimen, no. Yo hablo del cambio y del fin de este régimen, pero que no significa liquidar todo lo que existe en Cuba, porque hay cosas que son buenas, y mucho menos liquidar personas, sino de un proceso de reconciliación y participación. Según lo que expresan ahora los jerarcas del régimen, no tienen ninguna intención. Hablan con arrogancia e inclusive han establecido como una doctrina entre los cuerpos represivos el que antes de que el régimen caiga hay que liquidarnos, a nosotros y a los presos. Es decir, hay una amenaza de muerte.

-Como católico, ¿reza usted por la salud de Fidel Castro?

-No, no voy a hablar con mojigaterías ni hipocresías. Como católico rezo para que Dios conduzca esta etapa. No tengo odio contra él (Fidel Castro), y como ser humano no le deseo ningún mal. No le deseo la muerte, no sé qué será mejor para el pueblo de Cuba, por eso no me sentiría mal si se restablece, porque en definitiva no creo que en su muerte vaya asociada la libertad y los cambios que Cuba necesita. Que Dios decida lo que es mejor para nuestro pueblo.
Si Fidel Castro muere mañana, ¿temería por su vida?
-Mi vida está en peligro desde el momento en que hay estas amenazas. Guardias que se acercan a los prisioneros políticos y les dicen: «Si Fidel se muere te vamos a fusilar». Hay gente de la seguridad del Estado que ha dicho a compañeros míos: «A ustedes hay orden de matarlos inclusive delante de la familia» (si Fidel se muere).

-¿Planea qué va a hacer si desaparece Castro?

-Te digo que ese no va a ser el factor de cambio inmediato, pero que los cubanos ante esa posibilidad se están planteando por primera vez en la vida que la posibilidad de que eso ocurra es real, y de que algún día este régimen terminará, y eso hasta ahora era un mito infranqueable. Estás colocando la muerte de Fidel como el punto de cambio instantáneo y nosotros no creemos en eso, sino en un proceso. Ahora, en respuesta a tu pregunta, de forma muy personal, yo estoy en manos de Dios. Pase lo que pase voy a seguir aquí en mi casa. No me voy a quedar sentado esperando, pero tampoco voy a salir huyendo. Si eso significa mi muerte, que lo sea.

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