Así como las Naciones Unidas adoptan resoluciones y «presionan» a los estados con medidas de alcance multilateral en ocasión de ataques a la seguridad internacional o violación de los acuerdos respecto de armamentos,
deberían actuar respecto de las violaciones de los DDHH. En el campeón americano y aspirante mundial de irrespeto a elementales derechos y libertades como es Cuba, la comunidad internacional tiene un claro ejemplo sobre el cual se podría actuar, si bien para algunos hipócritas puede no ser «políticamente correcto», debería ocurrir por sensibilidad con los perseguidos y encarcelados que son miles. La comunidad internacional se preocupa por la seguridad y los derechos cuando desde un estado se afectan los de otro, pero hace poco o nada cuando
un pueblo resulta víctima de su propio gobierno, siendo este resultado de una actuación ilegítima de acuerdo con los más elementales códigos democráticos, de ejercicio de derechos, de respeto a los mismos y de práctica de libertades. Es la consagración de una doble moral, son peligrosos los gobiernos cuando atacan a sus vecinos, pero no lo son cuando atacan a su pueblo.
Es indudable el liderazgo que ejerce el Secretario General de Naciones Unidas Kofi Anan, seguramente maneja instrumentos que le permiten actuar en pos de los propósitos de la Organización dentro de los cuales está el texto de la Declaración Universal de DDHH. Es entonces inminente que ocupe al menos algunos minutos de su tiempo en la dolorosa situación del pueblo de Cuba, sometido a un régimen autoritario desde hace 47 años sobre el cual recaen innumerables denuncias de violación de los DDHH y las Libertades, las cuales integran los antecedentes de la relatora designada por esa organización para seguir ese tema y a quien le ha sido prohibida la entrada a la isla como lo es habitualmente a la Cruz Roja Internacional.
El Secretario General visitará en los próximos días La Habana, según se anuncia, en el marco de la Reunión de Países no Alineados. La ocasión será propicia para que; ó asistamos a otro lamentable baño de legitimidad de la dictadura Cubana y exculpación pública de Castro enterrando bien hondas las violaciones de los Derechos Humanos bajo un bloque de indiferencia, o para que dé una vez por todas se exprese privada y públicamente el reclamo de la comunidad internacional por los derechos de un pueblo sometido por su gobierno, amenazado por sus autoridades, ocupado por su propio ejército y utilizado como escudo humano de la ambición de sus gobernantes. Esperamos que esta segunda opción sea la que veamos realizada para bien de todos los cubanos.
Jaime Mario Trobo Es Miembro del Parlamento de Uruguay.