Julio Antonio Valdés Guevara. Prisionero político.Por Oswaldo Payá

La claridad del alba anunciaba que la noche había terminado. Habían permanecido toda la madrugada en vela, expectantes, vigilantes; la presión arterial de Yuyo se mantenía todavía muy alta y esto no le hacía nada bien a su deteriorada salud.
Julio Antonio Valdés Guevara o Yuyo como le suelen decir afectuosamente todos aquellas personas que le conocen y se congratulan de tenerlo como amigo no había podido dormir en toda la madrugada del 13 de agosto último, su presión se había disparado sin control y tendría que ¨hemodializarse¨, es decir conectarse al riñón artificial,  al otro día, lo cual no es conveniente hacerlo con la presión alta. julio_valdes_guevara_dcha_articlepopup.jpg
Desde hace más de 2 años se enfrentaba a la muerte cada día pues padece de una Insuficiencia Renal Crónica Grado Terminal que  lo ha confinado a  tener que acudir a una maquina de hemodiálisis 3 veces por semana ,como solución momentánea al trasplante de riñón que necesita con urgencia.
Esta enfermead había sido la causa de la licencia extrapenal otorgada por el gobierno cubano en abril del 2004 que le permite regresar a su casa bajo la advertencia, de que puede ser encarcelado en cualquier momento. Yuyo estaba confinado, injustamente, en una de  las inhumanas cárceles cubanas,  después de ser condenado a 20 años de cárcel por el supuesto delito de realizar “actos contra la independencia o la integridad territorial del estado” Pero lo cierto es que Yuyo presidía la Unión de Activistas Pro-Derechos Humanos “Golfo de Guacanayabo” y era gestor del Proyecto Varela en su natal Manzanillo. Al igual que el resto de sus compañeros detenidos y condenados a largas penas en marzo y abril del 2003, trabajaba pacíficamente, monitoreando violaciones a los derechos humanos y recogiendo firmas para el Proyecto Varela.
Era medianoche y hacía mucho calor, la película del sábado, como casi siempre, iba de regular a mala, pero era imposible conciliar el sueño no había otra opción que seguir mirando la película. Mientras el pequeño Julio Antonio de siete años, hijo de Cruz Delia y Yuyo, dormía placenteramente
¡Viva la revolución!, ¡Viva Fidel! Los gritos a tan altas horas de la noche llamaron la atención de Yuyo, su esposa Cruz Delia y su hermana Matilde que miraron a través de la ventana buscando el origen del bullicio.
Unas 40 personas, dirigidas por la Seguridad el Estado, se habían congregado en el frente de la modesta casita situada en la 4ta Ave. # 39 en Manzanillo para darle un “acto de repudio” al “contrarrevolucionario” y su familia. A las loas del máximo líder y su revolución siguieron las ofensas y amenazas de muerte “Mercenarios”, “Contrarrevolucionarios”, “Gusanos” y más loas al líder  de la revolución.
Durante media hora los gritos agresivos  de la turba congregada sembraron el terror y la angustia no sólo a los ocupantes del 39 sino también a sus vecinos.
En lo adelante nadie pudo conciliar el sueño.
Este fue el “saludo” o “las felicitaciones” que los agentes del terror quisieron ofrecer por el ochenta cumpleaños de Fidel Castro, teniendo el refinado gesto de hacerlo a las doce de la noche del día 12 de agosto, como para esperar el 13 con esa ceremonia de odio y terror. Parece que algunos concibieron la mayor crueldad, para el ofrecimiento. Esto no es nada subjetivo de nuestra parte. Valore usted mismo los hechos protagonizados por estos “agentes revolucionarios”  y saque sus propias conclusiones:
– La fecha y la hora (la escogieron los que dirigen la represión en Manzanillo o más arriba?)
– Las víctimas seleccionadas: Una familia compuesta de dos mujeres, un niñito y un enfermo totalmente limitado y dependiente del riñón artificial para sobrevivir (como para que no haya ninguna de duda sobre el heroísmo y la valentía de los que ordenaron, prepararon y  realizaron este “acto de repudio” )  
-El método empleado: Está sistematizado por el régimen, pero hasta ahora lo habíamos visto como castigo a los disidentes y no como homenaje a un dirigente.
Oswaldo Paya  agosto 2006

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