El MUNDO. Oposición cubana amenazada «Le romperemos la cabeza al que abra la boca».

Le romperemos la cabeza al que abra la boca. El mundo 050806
PABLO PARDO. El MUNDO 5 DE AGOSTO DE 2006
MIAMI.- Hablar con la oposición interna a Fidel Castro es un ejercicio de paciencia telefónica. En algunos casos, la conversación fluye sin problemas. En otros, la comunicación se corta cuando se pronuncian palabras tan peligrosas como ‘periodista’, ‘Raúl’, ‘Fidel’, ’sucesión’ o ‘EL MUNDO’. Al volver a marcar el número, un mensaje pregrabado indica que ese teléfono está desconectado. Así hasta que el burócrata de turno estima que es hora de restablecer la línea puesto que el enemigo de la Revolución ya debe haber abandonado su peligrosísima misión de contar al resto del mundo cómo ve las cosas en su propio país.   
Eso da pie a conversaciones de pesadilla. A veces hay que recurrir a subterfugios, presenándose como “un amigo de Fulano que quiere saludaros y saber cómo estáis”, y dirigiéndose al interlocutor por el nombre de pila. Algunos diálogos son brevísimos, literalmente de unos pocos segundos, y apenas da tiempo a que el disidente descuelgue y diga a toda velocidad otro número de teléfono. El periodista debe deducir que ese número no está intervenido, así que llama a ese teléfono. Y el juego vuelve a empezar.  De todos los disidentes contactados por EL MUNDO, el presidente de la Fundación Cubana de Derechos Humanos y ex preso político Juan Carlos González Leyva, es el que se lleva la palma en cuanto a acoso policial. Tras horas de intentos frustrados, González Leyva pudo finalmente comunicar a este periódico que “la situación del país es extremadamente preocupante“. Según González Leyva, “ha habido reuniones en todos los CDR del país”. Los CDR son los Comités de Defensa de la Revolución, organizaciones de voluntarios creadas por el régimen para acosar a la oposición.
La presencia del propio González Leyva y su familia fue requerida en una de esas reuniones, a la que no asistieron. En el encuentro se habló de “”romperle la cabeza” a todo el que abra la boca, trate de manifestarse en contra del Gobierno o realice cualquier tipo de protesta”. El disidente también denunció “el aumento de la vigilancia y la represión, por medio de llamadas telefónicas y la presencia de guardias que siguen visiblemente a los miembros de la oposición”. Alguien a quien puede que ya le hayan roto la cabeza a estas alturas es al periodista independiente Ahmed Rodríguez Albacía, miembro de la asociación Jóvenes sin Censura y secretario general de la sección juvenil de la Asociación Cubana de Derechos Humanos. El jueves, dos agentes de la Seguridad del Estado se plantaron en su casa. “Me dijeron que, en nombre de la Revolución, el pueblo me iba a arrastrar hoy por la calle”, explicaba. La policía había citado a Rodríguez Albacía a declarar ayer, e iba a registrar su domicilio. Él se lo tomaba con resignación. “No será la primera vez que me detengan y me sometan a malos tratos”.
A pesar de esa presión policial, todos los disidentes con los que habló este periódico hicieron llamamientos a la calma. “Lo fundamental es mantener la paz social y evitar que esta situación pueda evolucionar hacia un conflicto interno. Hay que evitar una confrontación entre los cubanos”, declaraba el jueves por la noche Oswaldo Payá, líder del Proyecto Varela, la principal organización de la oposición dentro de Cuba. González Leyva declaró que “exhortamos a Raúl Castro a que salga en televisión para tranquilizar a la población”. Por ahora, la situación en la calle es tranquila. Vladimiro Roca, ex piloto de combate de la Fuerza Aérea Cubana, que estuvo 10 años en la cárcel por sus actividades de oposición al régimen a pesar de ser hijo de un histórico del régimen, Blas Roca, que fue el primer presidente del Parlamento de Cuba con Castro, resumía la situación de forma sucinta: “La gente está tranquila. Pero hay mucho escepticismo con respecto a la versión oficial”.

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