/7/2006, 2:46 p.m. PT

Por VANESSA ARRINGTON

The Associated Press LA HABANA (AP) — Algunos disidentes, como Oswaldo Payá, consideran que el padecimiento de Fidel Castro cambió para siempre a este país comunista, al exponer a la influencia de otros un sistema dominado por un hombre durante casi medio siglo.

Todos en la isla se han visto obligados a imaginar cómo sería Cuba sin Castro desde la semana pasada, cuando se anunció que el líder cubano se había sometido a una cirugía y que cedía el poder temporalmente, dijo Payá, un activista reconocido internacionalmente.

«Esta ausencia temporal enfrenta a los cubanos a la realidad posible de una nueva Cuba», dijo Payá a The Associated Press.

Consideró que la mayoría de los cubanos contempla la posibilidad de tener más libertades económicas y una mayor participación en el sistema político.

«Nadie puede pretender que podemos seguir viviendo igual», señaló.

Pero pocos activistas, incluido el propio Payá, esperan un cambio drástico en el futuro inmediato, y casi todos han decidido mostrarse discretos en sus actividades para evitar problemas.

Los exiliados en Florida tomaron las calles para celebrar cuando el gobierno cubano anunció que Castro, de 79 años, había cedido temporalmente el poder a su hermano menor, el ministro de Defensa Raúl Castro.

Sin embargo, los disidentes en la isla decidieron quedarse en casa, al considerar que era muy pronto para intensificar sus actividades.

Algunos especularon que la gravedad del padecimiento de Castro ha sido exagerada y que la transferencia temporal del poder constituyó un «ensayo» para observar la reacción de la gente. Muchos no quieren desatar la emoción encendida de los simpatizantes de Castro, preocupados por la posible muerte del líder, mientras que otros tenían miedo al sistema de agentes de seguridad e informantes en los vecindarios.

«Hay cierta tensión en las calles, un ambiente de desconfianza en la hora de expresarse», dijo Payá. Los disidentes han adoptado la «sabiduría popular de la calle» y se han mostrado respetuosos y cautos durante este periodo delicado, agregó.

Vladimiro Roca, quien ha sido activista durante muchos años, fue más contundente en su interpretación del momento actual.

«Todos los mecanismos de represión están activados» dijo Roca, quien pasó cinco años en prisión por sus actividades políticas. «Somos bastante débiles, más que todo porque no tenemos manera de movilizarnos».

Las protestas públicas contra el gobierno constituyen un hecho sumamente inusitado en Cuba. Uno de los mayores actos es una marcha semanal frente a una iglesia de La Habana por parte de las Damas de Blanco, esposas de presos políticos que exigen la liberación de sus maridos.

Las mujeres, vestidas de blanco, portaron flores durante su marcha del domingo, la primera desde el anuncio de la enfermedad de Castro, sin que se presentaran mayores incidentes.

Los activistas más prominentes en Cuba son moderados _los opositores más radicales salieron de la isla hace años o están en prisión_. Disidentes como Payá enfatizan en que debe haber un diálogo pacífico en vez de un cambio acelerado y drástico.

«Esto debería ser un momento de paz, de serenidad», dijo Payá, famoso por su Proyecto Varela, una iniciativa recaudadora de firmas por la democracia, que llevó a que el gobierno declarara que el socialismo era «irrevocable». «Llegó el momento de realmente pensar juntos».

Oscar Espinosa Chepe, un economista instruido por el estado, quien se convirtió después en disidente anticomunista, coincidió: «No hay una solución sin una reconciliación de todos los cubanos».

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