Tribuna / De la batalla de Polonia a la de Cuba. Camino de liberación frente al totalitarismo
Hace un cuarto de siglo, ocurría en Polonia algo de tal trascendencia que marcaría la historia de la humanidad con una huella tan profunda como la marcada por los acontecimientos del 14 de julio de 1789. Un puñado de hombres que formaba Solidaridad no sólo se enfrentaba a una dictadura política, también hacía frente a un imperio tiránico de un poder aplastante. La trascendencia histórica de este movimiento radica, sobre todo, en haber enfrentado la cultura del miedo y haber iniciado un proceso que contradecía toda lógica. Durante décadas, ese régimen comunista que oprimía Polonia y muchos países en Asia, Europa y también Cuba, había consolidado todos los mecanismos de control y represión y había educado a los ciudadanos en la desesperanza. Lo que no se puede explicar desde categorías políticas y economicistas es cómo un pueblo al que quisieron educar para la esclavitud se convirtió en fuente de libertad. El movimiento Solidaridad, más que luchar por un nuevo sistema económico más
abierto, supo reivindicar la dignidad de la persona y demostraba así que, si el espíritu humano responde a la vocación de amor y libertad que Dios le dona, siempre podrá levantarse aún en la desventaja más desproporcionada y frente al poder más aplastante. Con Solidaridad, el pueblo polaco protagonizó un movimiento de liberación porque despertó la esperanza que renovó la vida de los pueblos sometidos por la mentira y el miedo.
Ojalá los jóvenes sepan contar la verdad de la historia, ojalá no pierdan la memoria, porque la libertad conquistada no se conserva espontáneamente; se puede perder si los pueblos pierden la fe y los valores que sostienen la libertad. Cuba aún sufre este régimen basado en el miedo y la mentira; no porque nuestro pueblo tenga menos valor o menos valores, sino porque sobre Cuba ha caído, como en un resumen, una completa y complejísima compilación de los conflictos de la humanidad y se ha expresado y alimentado la mentira de la cual son víctimas incluso muchos de los que viven en democracia; inclusive muchos de los que sufrieron este mismo régimen, pero que quizá piensan que nuestro pueblo no merece la solidaridad que tuvo Solidaridad.
A ningún pueblo sino al nuestro cubano se les ha cuestionado su derecho a los derechos. Ningún pueblo sometido sino el nuestro ha tenido que soportar con tristeza la superficialidad de muchos en el mundo que reconocen, en el régimen que nos oprime, un orden legítimo; como si alguna vez nuestro pueblo hubiese optado soberanamente por vivir sin libertad. n Cuba existe un movimiento por la libertad; muy diverso, pero definitiva y unánimemente comprometido con la libertad. Cientos de nuestros hermanos sufren la prisión cruel por defender pacíficamente los derechos humanos. Nuestro primer llamado es a la solidaridad por la liberación de estos prisioneros políticos. Miles de cubanos han gritado libertad en una expresión de liberación firmando el Proyecto Varela, que reclama los derechos fundamentales. Los que han sufrido el comunismo saben cuántos temores y barreras hay que vencer para escribir en un documento el nombre, la dirección y decir quiero mis derechos y entregárselo al Gobierno. Por eso, el régimen está haciendo ahora mismo, mientras ustedes conocen este mensaje, una cacería casa por casa contra los que se atreven a firmar la petición del referendo del Proyecto Varela, porque es, como lo fue Solidaridad, un movimiento de liberación de las personas y porque están empleando toda la fuerza y todos los recursos de la mentira y la propaganda para ahogar este movimiento ciudadano. Cuando en marzo de 2003 fueron encarcelados decenas de líderes del Proyecto Varela, cuando más aumentó la represión contra este movimiento, en vez de más solidaridad, recibimos más crítica y constatamos más indiferencia.
Es como si nos juzgaran por el resultado o como si se impusieran las fuerzas que impulsan un escenario virtual de lucha para sustituir no competir con el escenario real que está, entre otros, en las cárceles, en las demostraciones públicas pacíficas y en la casas de los firmantes del Proyecto Varela asediadas por la Seguridad del Estado. Hoy, al igual que el pueblo polaco, el pueblo cubano continuará luchando. Como lo hizo Solidaridad en Polonia, el Movimiento Cristiano Liberación y toda la oposición pacífica cubana, continuará pidiendo su dignidad como ahora mismo prosiguen miles de cubanos, bajo fuego cruzado, firmando el Proyecto Varela, porque ése es el camino de liberación que han emprendido los ciudadanos cubanos.
Gracias a Solidaridad por abrir el camino de la esperanza.
Dios siga bendiciendo al pueblo polaco.
Oswaldo Payá