ABC. Oswaldo Payá “El diálogo nacional: EL camino del cambio para Cuba
El autor explica en qué consiste el Diálogo Nacional que ha dado la oportunidad a todos los cubanos, por primera vez, de expresar sus opiniones sobre el camino a seguir en una transición. El Diálogo «manifiesta claramente que los cubanos tenemos derecho a los derechos» EXISTEN muchos mitos sobre Cuba, muchas predicciones sobre su futuro, pero hasta ahora los ciudadanos no habían tenido la oportunidad de expresarse. Por primera vez en muchos años se convoca a los ciudadanos para que ellos mismos ofrezcan sus opiniones sobre la transición y señalen el camino hacia ese futuro. Este es el Diálogo Nacional.
Como es conocido, la campaña por el Referendo del Proyecto Varela ha logrado más de 25.000 firmas de ciudadanos que reclaman sus derechos, y a pesar del encarcelamiento de decenas de sus activistas, esta campaña continúa. Pero los cubanos no sólo quieren los derechos que demanda este proyecto, sino diseñar la sociedad en todos los campos de la vida, social, política, económica y cultural, ahora totalmente controlados por el Estado, ya que viven bajo el totalitarismo real. Los cubanos quieren que se oiga su voz al diseñar la Transición. El Diálogo Nacional fue anunciado en diciembre de 2003. En mayo de 2004 comenzó la participación de los cubanos que viven dentro y fuera de Cuba. Miles de cubanos, reunidos en círculos de diálogo, en familias o individualmente, han discutido un Documento de Trabajo que sirve como instrumento para el debate sobre la Transición. Se han procesado más de 3.000 opiniones colectivas e individuales, por comisiones que se han formado para redactar cada uno de los temas: Cambios Económicos, Políticos e Institucionales, Asuntos Sociales, Salud Pública y Medio Ambiente, Reconciliación, Fuerzas Armadas y Orden, Medios de Comunicación, Educación, Ciencia y Cultura, y Reencuentro con el Exilio.
Como resultado de las consultas dentro del Diálogo Nacional, estas comisiones harán propuestas de redacción sobre los diferentes temas a una comisión encargada de redactar el Programa de Transición que será presentado a toda la sociedad en los próximos meses para la reflexión y preparación de la transición. El Diálogo Nacional tiene éxito en ayudar a los cubanos a vencer dos grandes miedos: el miedo al régimen porque este proceso no se realiza en la perestroika, sino bajo la represión y desafiando la intolerancia oficial. Esto significa liberación psicológica. Se supera también el miedo al cambio, ya que se derriban los mitos sobre un final catastrófico y participan tanto la mayoría pobre, como cubanos de todas las posiciones sociales. Inclusive participan algunos que están en situación ventajosa con el régimen.
En el Diálogo Nacional se anuncia la voluntad de lograr una transición en la que no habrá caos, ni venganzas ni capitalismo salvaje, ni intervención ni desalojos de las familias de sus casas por sus antiguos dueños, ni anulación de nada que sea positivo. ¿Por qué? Porque el pueblo no se equivoca y sabe decir muy bien qué tipo de sociedad quiere. En primer lugar, los cubanos quieren la libertad y todos los derechos. Jamás han escogido ni escogerían un sistema que les niega ese don divino que es la libertad. Aquellos que piensan que los cubanos prefieren vivir sin libertad, miran a Cuba bajo un prisma parcial, ideologizado o marcado por otros intereses, o sencillamente nos consideran menos humanos (o cuasi humanos). Por eso en el Diálogo Nacional se manifiesta claramente que los cubanos tenemos derecho a los derechos.
En segundo lugar, este Diálogo destruye la falacia de que los cubanos han renunciado voluntariamente a tener empresas privadas y a disfrutar de la libertad de iniciativas, buscando beneficios sociales. Es una gran esperanza para el futuro inmediato la disposición y las capacidades de los cubanos para potenciar toda su creatividad y laboriosidad, algo que en poco tiempo sacará a las familias cubanas de la pobreza. Los participantes describen un orden socioeconómico en el que la libertad económica será uno de los sostenes de la salud y la educación públicas, que seguirán siendo gratuitas y universales. Los que piensen que es una utopía es porque no creen que la democracia es el sistema idóneo para lograr el desarrollo con gran sentido humanista y social. Los cubanos, que ya hemos sufrido los extremos del capitalismo sin democracia y del comunismo salvaje, no aceptamos que para obtener beneficios sociales haya que privarse de las libertades democráticas fundamentales, porque debido a esa pérdida hemos quedado pobres y sin derechos. Creemos que una democracia que no se capaz de lograr justicia social, entonces no es verdadera. El apoyo que necesita el pueblo de Cuba es la solidaridad con el Diálogo Nacional. Este es un Diálogo sin Fronteras y sin exclusiones. Esperamos que el espíritu de este diálogo que está uniendo a los cubanos de una manera sin precedentes trascenderá las fronteras de nuestro país y alcanzará los corazones y las mentes de los pueblos del mundo. Cuba será el hogar de todos los cubanos. Toda la Humanidad necesita ahora de ese Diálogo sin Fronteras, entre todas las culturas, todas las naciones y dentro de todos los pueblos, porque también ésta, a la que llamamos Tierra, es el hogar de todos los humanos.