Mensaje a la conferencia en Roma de solidaridad con Cuba” M.C.L.

MOVIMIENTO CRISTIANO LIBERACION

Este encuentro aunque promovido por la Democracia Cristiana, por la Internacional de Partidos Populares y de Centro, al ser sobre Cuba, se abre a las opiniones y a la participación de todos los que quieran trabajar en la solución del drama que vive el pueblo cubano. Por eso los límites ideológicos deben ser  desbordados por la voluntad de cooperar con el pueblo cubano en la solución de sus problemas.

Antes de continuar queremos referirnos a un tema actual en el que debemos reiterar nuestra posición. En estas semanas algunos gobiernos europeos están cuestionando la efectividad de las llamadas medidas que adoptaron en posición de consenso después de los encarcelamientos de nuestros hermanos en marzo del 2003. Creemos que hablar de efectividad es culpar a los europeos, artificialmente, de la responsabilidad por las violaciones a los derechos que sufren los cubanos y por los nulos progresos en ese sentido, del gobierno cubano. Estas medidas, como hemos dicho, tienen gran valor moral. Sobre todo porque la respuesta europea se ha concentrado en estos símbolos de apoyo al pueblo cubano y a sus derechos fundamentales. Pero si algunos gobiernos, diplomáticos  y partidos se sienten incómodos con la respuesta de exclusión y las presiones del gobierno cubano, entendemos que pueden actuar según sus intereses y abandonar esta posición ética, por razones de sus intereses. Pero lo que no puede decir nadie, sin insultar nuestra inteligencia, es que abandonar esta posición y liquidar estos gestos o símbolos, son en interés de Cuba y de los cambios pacíficos. Todo lo contrario. Si algunos intereses y compromisos están por encima de la actuación solidaria con el pueblo de Cuba, que no se le de otra explicación, ya que solo alentaran a la intolerancia que sufre el pueblo de Cuba.

Continuando. Solución significa la reconciliación y cambios pacíficos hacia la democracia. Esta disposición prevalecerá en este encuentro, porque existe la conciencia, de que en Cuba los problemas son tan graves y los peligros tan grandes que están en juego las vidas de muchas personas y su porvenir,  ahora que estamos en el entorno del cambio. No quiero usar términos tremendistas, pues no son necesarios y mucho menos exagerar la situación u ofender a nadie. Cuba vive una situación muy semejante a la de una nave secuestrada, donde al parecer la única demanda de los secuestradores es que se acepte esa situación como normal. Esta ha sido la psicología del régimen frente a su propio pueblo que genera una complejísima y penosísima realidad de cultura del miedo, de simulación y de sometimiento, que produce  angustia y sufrimientos para millones de personas y familias. Pero también frente al mundo se  presenta esta realidad de opresión, nada menos que como una opción de los cubanos en la que, supuestamente, se sienten felices.

La necesidad de cambios, está en la conciencia de la mayoría de los cubanos, desde hace mucho tiempo. Sin embargo durante años, esa cultura del miedo, la opresión  que producen todos los medios de comunicación, la educación, las restricciones económicas a niveles de campamentos y las limitaciones en todos los campos de la vida, habían contribuido a que muchos cubanos, no consideraran estos cambios como algo posible. Inclusive la caída del totalitarismo comunista en Europa, con el paso del tiempo, se convirtió, entre otras cosas, en una demostración de la supuesta diferencia  con Cuba, al mantenerse este régimen, pasada ya más de una década y media de inicios los cambios por allá.

Hoy cuando el fin del régimen, más que inminente, es ya un proceso en marcha,  si aun prevalece en muchos la  parálisis  de la  voluntad y la incertidumbre sobre el futuro, es porque aun no han recibido la buena noticia de que los cambios pacíficos son posibles y que los están protagonizando los mismos cubanos. Nuestro mensaje más autentico anuncia, que en este proceso la victoria será de todos y no de unos contra otros, ya que el fin no es destruir, ni condenar, sino superar todos juntos esta situación e iniciar una nueva etapa, en nuestra historia : “con todos y para el bien de todos”.

sa solución es la única verdadera solución y aunque parezca idealista, es también la mas justa y realista, por lo tanto realizable y estamos determinados a lograrla. Esto implica mucho trabajo y lucha consecuente, ya que los medios deben ser coherentes con esos objetivos que nos hemos trazado.
Pero es  necesario que digamos que el ambiente de desconfianza en el futuro, no solo lo genera la desinformación y la propaganda del régimen, sino también otras fuentes que se empeñan  en proyectarse con un lenguaje y con mensajes, que en nada sintonizan con los anhelos de los cubanos y con el espíritu de la solución pacifica a la que aspiran.

Cuando escribimos el documento”Perspectivas para una Transición Pacifica en Cuba”, describíamos algunas de  las fuentes de peligro y otras de esperanza. Ambos campos van creciendo.
Si ahora estas jornadas se quedan en la descripción de las calamidades, si ignoran cuanto se ha avanzado en el camino cívico, entonces, la solidaridad desde fuera de Cuba, será un derroche de buena voluntad que poca eficacia tendrá.

La solidaridad debe estar orientada, sobre todo, a la liberación de los prisioneros políticos. Este no es un tema más, es el asunto prioritario. Esos prisioneros y sus familias sufren por defender los derechos y los cambios que quieren los cubanos. Además, sobre ellos se derrama  con odio una gran crueldad, mientras soportan firmes en la fe y en su amor por Cuba, sosteniendo la dignidad de todo un pueblo. Todo lo que hagamos por su liberación será poco, mientras todos no estén en libertad. Hasta que todos no estén en libertad, el pueblo de Cuba no habrá logrado ninguna meta segura.

Solidaridad también debe ser, el apoyo político y moral al movimiento cívico que en el interior de Cuba ya recorre su propio camino. Este movimiento no es patrimonio de un grupo o partido, ni se reduce a un proyecto en particular. Es una realidad de mucha diversidad e iniciativas que caminan hacia la misma meta. Hemos logrado una dirección de lucha cívica  no excluyente, integradora de los objetivos básicos con los que se identifican la mayoría de los cubanos y con oportunidades realistas para la participación ciudadana que es, en definitiva, el factor decisivo para el cambio. Hablamos del Proyecto Varela y del Diálogo Nacional, que no excluyen a nadie, ni niegan, ni paralizan otras iniciativas, sino que las estimulan. Pero es hora ya de decir, por no decir de denunciar, que es asombroso y penoso, el esfuerzo, no solo del régimen, sino de algunas fuerzas, por destruir esta campaña, por silenciarla, por restarle apoyo y por desalentar a los propios ciudadanos. Mientras, ahora mismo, bajo la represión esta campaña se sigue protagonizando dentro de Cuba. Hay un esfuerzo inmenso por buscarle alternativas, no al régimen, sino al Proyecto Varela, aunque sea para caer en el vacío. Eso es atentar contra la esperanza de solución pacifica que ya es visible y viable dentro de nuestro país y por la que están en prisión la mayoría de los Prisioneros de la Primavera de Cuba. No aceptaremos que a nombre de una falsa  unidad, con aquellos que tienen por oficio dividir, se nos diga: “retrocedan busquen otro proyecto, dilúyanse, paralícense, hagan cualquier otra cosa”.

No lo aceptaremos porque esa es una trampa que varias veces le han tendido a la resistencia pacifica cubana, para desmovilizarla y neutralizarla desde fuera y desde su interior, casi siempre con posiciones, supuestamente más radicales, que terminan en nada, aunque también se disfrazan de cualquier tendencia. Caer en esa trampa, sería literalmente  “matar” las posibilidades de cambios pacíficos, cuando nuestro pueblo se encuentra en gravísimos peligros, de caos, de violencia y de mayores calamidades.

La solidaridad debe tener en cuenta los códigos entendibles en Cuba. Pues para Cuba es esta solidaridad y no para el exterior. De nada sirve que el mundo entero entienda, si los cubanos dentro de la isla, no llegan a percibir que este apoyo es para ellos. El mensaje no debe llegar solamente  como una lista de conceptos y valores, sino como un apoyo al pueblo en el camino que está haciendo ahora.

Definir la meta, integrar los sueños y anhelos de los cubanos, no ha sido merito de ningún pensador en particular, grupo o partido, sino que poco a poco se han ido integrando enunciados que pueden ser más o menos exactos y que nadie se puede atribuir, pero que expresan las metas en las que hay consenso y algo muy importante: demuestra que hay caminos para alcanzarlas.En este sentido podemos proclamar con fidelidad: Los cubanos quieren cambios pacíficos, es decir sin violencias y sin odios. Quieren la reconciliación. Quieren mejorar sus condiciones económicas y trabajar libremente, progresar en la vida sin tantas restricciones, superar la pobreza. Quieren, sobre todo, vivir como hombres y mujeres libres, con derechos para todos y sin discriminaciones, ni exclusiones. Quieren que Cuba sea de los cubanos y ser amigos de todos. Quieren librarse del ultraje que a sus almas  les impone el miedo y la mentira en cada paso de sus vidas.  También quieren poder continuar asistiendo a los hospitales y escuelas gratuitamente, pero con el sentido de ciudadanos con derechos y no como quien debe pagar con el tributo de la sumisión y la incondicionalidad, por disfrutar lo que el propio pueblo paga con sus trabajos y privaciones. Quieren reunificarse las familias, reencontrarse los que viven en el destierro con sus hermanos  dentro de su Patria.

No nos desgastemos presentándole, a los cubanos, modelos, ni paradigmas ni ejemplos reales, que fallarán ante su ideal de cambios. Ya no hace falta convencerlos de que necesitan cambios, sino apoyarles en su propio camino de cambio, apoyar el esfuerzo que en medio de la represión se hace dentro de Cuba, para extender el Diálogo Nacional. Así  los propios cubanos tienen la oportunidad para opinar sobre su transición, diseñarla y participar en su realización.

El Referendo sobre el Proyecto Varela, puede ser el primer paso hacia la transición, ahora que la mayoría levanta la mirada angustiosa hacia el horizonte, buscando una salida digna. Es el puente donde cada uno puede poner su peldaño para que pasen todos. El apoyo al Referendo desde el exterior ayudó a Chile, cuando los chilenos necesitaron que la solidaridad se concretara en una dirección definida, más allá de las expresiones genéricas. Es hora de apoyar resueltamente el Referendo sobre el Proyecto Varela y el Diálogo Nacional, para Cuba.

ientras tanto el régimen se ha visto obligado a desplegar un gran muro de contención, con todo su sistema represivo. Su objetivo o su misión manifiesta es: “impedir a toda costa que muchos más cubanos conozcan el Proyecto Varela y el Diálogo Nacional, por que si lo conocen lo van apoyar”


Esas no son palabras nuestras, sino de personeros de los cuerpos represivos. En eso tienen razón, si el pueblo lo conoce lo va apoyar. Fíjense en que nivel tan primario se sitúa la debilidad del régimen frente a esta alternativa. Se sitúa en el del simple conocimiento por parte de los ciudadanos.
La demanda del Proyecto Varela no se reduce a la entrega de las firmas. Esa fue y es una victoria ciudadana, que se mantiene, ya que se convirtió en demanda constitucional, algo que hasta ahora solo era un deseo nunca antes expresado masivamente. Por eso la entrega de las firmas no agota esa demanda, sino que le ha construido una base, un nivel hasta el que han ascendido los ciudadanos, para no bajar más hasta conquistar los derechos que reclaman.  Ahora el régimen viola su Constitución y no puede hablar públicamente de un Proyecto de una cuartilla, ni del Diálogo Nacional, ya que los cambios que proponemos brotan como necesidad urgente y vital para el pueblo cubano. Tenemos la firme esperanza y por eso la determinación de que Cuba renazca libre y reconciliada caminando hacia su futuro, junto a toda la humanidad.

 
Oswaldo José Payá Sardiñas

A  nombre del Consejo Coordinador del Movimiento Cristiano Liberación

La Habana, 28 de octubre de 2004 

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