La solidaridad con los cambios pacíficos en Cuba. Por Oswaldo Payá

Hoy el debate sobre Cuba, no es si se violan o no los Derechos Humanos. Porque es una realidad reconocida por todo aquel que tenga información objetiva, cualquiera sea su orientación política, que en Cuba existe una situación de no derechos.  Esta ausencia de derechos no es discutida ni por los representantes del gobierno, que en general se limitan a hablar de otras realidades y al decir que este orden que no permite derechos, ellos nombran revolución socialista, ha sido escogido el pueblo cubano.

Esto último es la mayor reafirmación de la violación, que pretende hacer al pueblo responsable de su castigo y niega toda posibilidad de solución del problema, ya que ni siquiera reconoce que existe.

Nosotros no negamos a ningún Gobierno, persona e institución, su derecho a explorar o realizar un diálogo con el gobierno cubano sobre este tema, ya que cada cual es dueño de su tiempo.  Ojala pudiera realizarse seriamente. Pero lo que no aceptamos es que se confunda el diálogo y el resultado que se aspira lograr que ni por sentarse en la Habana, o en Varadero, o en Bruselas o Madrid a escuchar disertaciones sobre las concepciones de los derechos que tienen los voceros del régimen, se asuma que ya existe la voluntad de mejorarlos o que eso en sí sea ya una mejoría.  Eso sería alentar la continuidad de la actual situación o simplemente quitarse la molesta tensión que les impide, la tan deseada por algunos, una “relación normal”.

La historia reciente nos dice, que esa deseada relación “normal”, ha existido mucho tiempo aceptándose la anormalidad de la falta de derechos y de las cárceles llenas de prisioneros políticos.  Sería escandalosamente anormal que se siga hablando de relación normal con setenta y cinco nuevos prisioneros pacíficos, por haber defendido los derechos humanos.  Lo justo y lo único aceptable en este momento para cualquier nuevo paso es exigir una amnistía política para todos los prisioneros de conciencia: AMNISTIA PRIMERO .

Uno de los campos más burlescos ha sido el de las relaciones culturales, con un estado que practica la exclusión y hasta el encarcelamiento por pensar y hablar de manera diferente y que selecciona quien participa de esos beneficios, y veta a quien no le gusta. Estas cooperaciones e intercambios, enmarcados en las reglas de juego del totalitarismo, se tratan de justificar con el argumento de la influencia positiva, cuando en todo caso lo más que logran es premiar la doble moral y beneficiar a los dirigentes del régimen y sus hijos.  Pero ese no es el tema principal, es sólo un ejemplo.

Quien diga que por expresar estas ideas estoy favoreciendo el aislamiento, esta invirtiendo las cosas.  No apoyo ni aislamientos, ni embargos , todo lo contrario, estoy contra el aislamiento del pueblo cubano que es el que le impone el totalitarismo, dentro de su propio país y el que también le impone con respecto al mundo.  

Estoy contra cualquier aislamiento internacional de Cuba. No sólo denunciamos este aislamiento al que esta sometido el pueblo cubano, sino que llamamos al mundo a que en sus relaciones con Cuba, debe ser con el pueblo cubano que no se acepte la exclusión de los cubanos, como es el caso del apharteid actual del gobierno con su pueblo.

De otra manera, como mayormente ocurre, no hacen más que reforzar el aislamiento de los cubanos, bajo el manto de las buenas y felices relaciones. Si lo normal, es lo justo y lo éticamente aceptable, entonces lo normal es que para desarrollar las relaciones con Cuba, en cualquier campo, se exija la participación libre de los cubanos sin exclusiones.

Aquí llegamos a la raíz del problema: Los cubanos no tienen derecho a participar en esas raciones, porque tampoco se les respeta sus derechos fundamentales dentro de su propio país. No solo los derechos civiles y políticos, sino los económicos y sociales.

No entramos en este tema desde una posición ideológica, sino en defensa de las personas y sus derechos.  Dentro de Cuba, hace ya muchos años, que no hay debate ideológico, en realidad nunca hubo debate, puesto que la doctrina de la ideología marxista se imponía, coercitivamente, con gran intolerancia y su modelo arruinó nuestro país.  Se sigue exigiendo a lo niños un juramento diario gritado antes de entrar a la escuela:  “Pioneros por el comunismo, seremos como el che”.

Pero el grandilocuente discurso político se derrumba frente al conocimiento de los ciudadanos, de que muchos de los dirigentes, ya son y ya viven como, verdaderos capitalistas, se han enriquecido y se preparan para  seguir siendo ricos en el futuro, mientras le cierran las puertas del futuro y del presente a la mayoría pobre del pueblo.

Esta pobreza y la angustia diaria para lograr el pan de cada día, se hace aún más dramática por la irracional persecución que convierte la lucha por la supervivencia  económica, en un delito.

Mientras tanto la propaganda y la represión se encargan de sembrar el miedo y la desesperanza.  No hay ningún otro proyecto oficial que no sea mantener el poder absoluto de un hombre y los privilegios de esa minoría, en un verdadero secuestro a escala de la sociedad.  Nadie se pregunta si son o no necesarios los cambios, la mayoría los desea.  Incluyendo a muchos de los que están comprometidos con el régimen que vemos como hermanos cubanos y no como enemigos.  Hay miedo y escepticismo, pero también existe un movimiento cívico que anuncia los cambios pacíficos.

El Proyecto Varela logró más de 25,000 firmas ciudadanas, pidiendo un Referendo para que las leyes garanticen los derecho de expresión y asociación, el derecho de los cubanos a tener sus propio negocios y empresas, una amnistía para los prisioneros políticos pacíficos y elecciones libres.  La Constitución sólo pide 10,000 firmas ciudadanas para presentar un proyecto a la Asamblea Nacional.

El régimen ha desplegado todas sus fuerzas represivas contra esta campaña ciudadana, pero no ha logrado aniquilarla.  Continúa la campaña del Proyecto Varela. Por otra parte el Comité Ciudadano que dirige el Proyecto Varela ha hecho un llamado para la realización de un Dialogo Nacional entre todos los cubanos, sin exclusiones, también pueden participar las personas del gobierno si quieren.  En este diálogo, participan también los cubanos que estan en el exilio.

El diálogo se realiza en Círculos o Equipos Ciudadanos con un Documento de Trabajo, para entre todos diseñar un Programa de Transición pacífica que surja del consenso. Esta campaña también se realiza bajo la represión, pero va hacia adelante.

El factor de cambio pacífico en Cuba es el movimiento cívico.  Hay un gran peligro de confrontación y un deterioro en la sociedad que puede causar muchos sufrimientos al pueblo cubano.  Pero también existe la esperanza y la determinación de muchos cubanos de trabajar por el diálogo y el camino cívico y pacífico para lograr los cambios.  La situación es humanamente muy complicada, por lo que la reconciliación nacional tiene que ser parte inseparable de esos cambios hacia la democracia.  Los que tienen buena voluntad y quieran ayudar al pueblo cubano, deben ayudarlo en lo que necesita: Que se logren los cambios pacíficamente.
 
La solidaridad debe consistir en apoyar política y moralmente, con iniciativas pacficas, a la liberación de los prisioneros políticos, a nuestra demanda de Referendo y a la realización del Diálogo Nacional.  Es este y no otro camino el que quiere el pueblo cubano.

Los cubanos no queremos cambios que lleven al país a otros extremos o que perpetúen privilegios que seguirían siendo fuentes de injusticias y tensiones.  La libertad, la democracia y el respeto a todos los derechos, son posibles en Cuba y base para mejorar también y no empeorar o la situación de las mayorías pobres.  Los servicios públicos que hoy son gratuitos conservarían su gratuidad y se convertirían en verdaderos derechos de los ciudadanos, no manipulados políticamente.

Los cubanos tenemos todas las potencialidades para lograr la libertad y el desarrollo en la justicia social.  No creemos en sentencias fatales que nos condenen escoger  entre los extremos. El Diálogo Nacional es el lugar donde se manifiesta esta voluntad solidaria y democrática de los cubanos con un gran sentido humanista y por eso verdaderamente realista.

Cuando termino de escribir este artículo se anuncia que es inminente el paso de un gran huracán por nuestro país.  Cuando ustedes estén leyendo estas líneas ya será pasado inmediato, pero que habrá dejado gran calamidad.  Esperamos que la solidaridad de gobiernos, instituciones y personas de buena voluntad, asistan con su ayuda solidaria al pueblo cubano, tanto a través de las instituciones del gobierno cubano como de organizaciones independiente del gobierno, para que esta asistencia llegue cuanto antes a los necesitados.

Muchas gracias desde Cuba.

Oswaldo José Payá Sardiñas

Coordinador del Movimiento Cristiano Liberación (MCL)  y del Proyecto Varela

La Habana, 10 de Septiembre del 2004   

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