París, 10 feb (EFE).- El líder del llamado «Proyecto Varela», el disidente cubano Oswaldo Payá, dijo hoy «estar constantemente amenazado» y consideró que «hay grandes probabilidades» de que le maten.
Payá, que se autodefine como un católico «activo» y defiende una transición pacífica para su país, piensa que su vida depende de una «decisión» del presidente Fidel Castro, según explicó al diario francés conservador «Le Figaro» en su residencia de La Habana, rodeada por un importante dispositivo policial.
«Para Castro, sólo es ya una decisión por tomar. La única verdadera cuestión es saber porqué todos los que luchan aquí pacíficamente son condenados como terroristas. De los 75 condenados en abril de 2003, 50 son artistas que apoyan el proyecto Varela», agregó.
«Nuestro programa comporta una gran dimensión social. Queremos, por ejemplo, conservar un sistema de salud pública», que si bien hoy no funciona, «es uno de los aspectos positivos de la herencia», manifestó.
Asimismo, la escuela debe continuar gratuita en Cuba, como ahora, pero dejar de ser «un instrumento de embrutecimiento por la propaganda».
Además, «queremos la libertad económica pero no privatizaciones frenéticas», agregó Payá, tras considerar que si el proceso de transición no comienza a organizarse ya, con un gran diálogo nacional, «será el caos o una transición inaceptable cuando muera Castro».
Payá denunció la extrema violencia del régimen castrista, pero aseguró que miles de cubanos «ya no tienen miedo» y son capaces de decirlo, pues su programa recogió 24.000 firmas, con sus correspondientes direcciones y teléfonos y fotocopias de los documentos de identidad.
En su opinión, «Para este régimen totalitario, estos millares de personas capaces de decir: ‘ya no tengo miedo’ es insoportable».
«Castro siempre quiso todo el poder, toda su vida y cree ser absolutamente necesario», añadió.
«Yo no me sitúo dentro de ninguna ideología, pero la verdad es que Cuba se ha convertido en un país dirigido por una oligarquía de algunas familias que controlan todos los poderes. Muy ricos, viven en las antiguas moradas de los notables del régimen de Batista y reinan despóticamente» sobre el resto de la población, marginada y empobrecida, manifestó.
Cuba, recalcó, «no es la izquierda sino la dictadura de una oligarquía. Todos los grupos, -tres generaciones de nuevos aristócratas- que acompañaron a Castro defienden ahora sus intereses y quieren conservar el poder».
En su opinión, Estados Unidos ha llegado a un equilibrio con el régimen, pues mientras intenta evitar un éxodo masivo de cubanos a Florida, el dinero de los exiliados en Miami se ha convertido en la primera fuente de recursos en Cuba.
Payá dijo sentirse «protegido por la actitud europea», aunque no totalmente, pues países como Bélgica, Austria, Grecia y Portugal «dan la impresión de que sus relaciones diplomáticas con el Gobierno de La Habana está por delante de la violación brutal de los derechos humanos en Cuba».