Secretario de Estado Powell recibe a Oswaldo Payá (Powell praises Cuban dissident)

ABC reunión Paya Powell

BBCMundo Disidente cubano visita Washington

VOANOTICIAS Secretario Powell Conversa con Disidente Cubano Oswaldo Payá – 2003-01-07

EL PAÍS Powell recibió a Oswaldo Payá para discutir una eventual transición democrática en la isla

South Florida Sun-Sentinel Powell praises Cuban dissident

ROSA TOWNSEND Miami 12 ENE 2003

Estados Unidos ha reorientado su política hacia Cuba apostando por la disidencia interna, en vez de por los exiliados, de cara a una transición democrática. Washington ha enviado esta semana un claro mensaje al anticastrismo de Miami al degradar a un puesto meramente figurativo al cubano de línea dura que dirigía la política con La Habana, Otto Reich.

Al mismo tiempo, el ex jefe de Reich, el secretario de Estado Colin Powell, hizo un hueco en su apretada agenda para recibir con honores al opositor Oswaldo Payá, partidario de una transición pacífica.

«Los exiliados empiezan a entender que los disidentes deben liderar el cambio», dijo Payá

Hubo un tiempo en que los anticastristas radicales tenían influencia en la política de Estados Unidos con Cuba. Cuando vivía Jorge Mas Canosa lograron que el Congreso fuera apretando las tuercas del embargo, pero su muerte, la derrota en el caso del niño Elián y el creciente lobby contra el bloqueo han devaluado el poder del exilio a los niveles más bajos de su historia. Fragmentados y huérfanos de liderazgo, han pasado de ser protagonistas a jugar un papel de coro electoral de George W. Bush y su hermano Jeb, gobernador de Florida. La Casa Blanca, consciente de que no tienen voz, pero sí votos, sólo se siente obligada a complacerles con una política de mantenimiento, dándoles cargos de representación, como el que Bush le acaba de dar a Otto Reich de enviado presidencial a Latinoamérica.

«El nombramiento de Reich es un premio de consolación sin influencia política, sólo para la galería», subraya Anya Landau, analista del Center for International Politics. «Reich cumplió su papel para la reelección de Jeb y ahora pueden prescindir de él, aunque no del todo, porque todavía falta la reelección de Bush».

El presidente nombró hace un año a Reich subsecretario de Estado para Latinoamérica con carácter interino porque el Senado se oponía a su confirmación, y al tener que cesar en vez de renominarlo, le ha ofrecido un cargo de libre disposición, con el que Bush no arriesga capital político. Reich simbolizaba la recuperación de la influencia en Washington del núcleo duro, justo en sus horas más bajas. Hace año y medio, ese sector radical, que llevaba 40 años soñando con gobernar Cuba, empezó a extinguirse cuando la nueva generación, al mando de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), fundada por Mas Canosa, optó por reciclarse como un partido moderado.

La FNCA vio venir los vientos de cambio en Washington y decidió reinventarse para no quedar fuera de juego. Su directiva lo admite indirectamente. «Hay que adecuar la política al momento. Nosotros hemos influido durante 20 años, pero la batalla ya no está en Washington, esa batalla ya la tenemos ganada, ahora está en las calles de Cuba», decía Joe García, presidente ejecutivo de la FNCA, durante una entrevista el viernes. Prueba de ese giro estratégico es que ahora apoyan al disidente Oswaldo Payá, a pesar de que éste se opone al embargo, que ha sido la piedra angular de la FNCA.

El respaldo a Payá, impulsor del Proyecto Varela en Cuba (petición de un referéndum para ampliar las libertades ciudadanas), es significativo en muchos sentidos. Por una parte, permite a los sucesores de Mas Canosa atribuirse sintonía con la nueva línea de Washington, y por otra, es revelador de la pérdida de liderazgo del exilio en la ecuación política de Cuba, porque años atrás solían ser los exiliados y no los disidentes los que marcaban la pauta.

En declaraciones a este diario, Payá se hizo eco este fin de semana de que «los exiliados empiezan a entender que los disidentes deben liderar el proceso de cambio», y de que EE UU apoya esa tesis. «Tengo la sensación de que este viaje es una reorientación de la visión que algunos tenían del papel de EE UU en los cambios».

Aunque hay un sector anticastrista que interpreta la realidad en un tono similar a Payá, los exiliados distan de hablar al unísono. Están «más fragmentados que nunca, si bien es cierto que han moderado el discurso de confrontación», subraya Eloy Gutiérrez Menoyo, presidente de Cambio Cubano, pionero en proponer una transición pacífica. Menoyo cree que la oposición dispersada en cientos de grupos dentro y fuera de Cuba «no es seria» porque sólo beneficia al régimen.

El cambio del perfil del exilio se debe en gran parte a las nuevas oleadas de cubanos -unos 20.000 al año- que en general están en contra del embargo económico, y a que se han establecido nuevos espacios de debate en los medios de comunicación, que antes dominaban los ultraderechistas. El comentarista Francisco Aruca (amenazado por los radicales) fue el primero en abrir la brecha. Aruca es uno de los que creen que incluso la facción más conservadora está suavizando la demagogia pro-embargo, «preparando la opinión pública para acomodar cambios» y no quedarse excluidos el día que Washington decida levantarlo.

Ese día no está en el calendario de 2003 y tampoco en 2004, según John Kavulich, director de US-Cuba Trade, y otros observadores, pero el camino se está allanando en esa dirección a un paso rápido, por las presiones del gran lobby de empresarios y agricultores, apoyados por más de 40 congresistas republicanos y demócratas.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de enero de 2003

By Rafael Lorente Washington Bureau

WASHINGTON — Leading Cuban dissident Oswaldo Payá met with Secretary of State Colin Powell on Monday, receiving a major morale boost from the top U.S. diplomat while at the same time reiterating his position that change on the island must come about peaceably and at the direction of the Cuban people.

The two discussed the U.S. embargo of Cuba, which Payá does not support because he does not see it as an instrument for change. Payá also made clear that foreign investment and tourism were not going to bring about democratic change in Cuba.

The Bush administration strongly supports the four-decade embargo.

«There is a movement for change initiated by a civic group inside Cuba,» Payá said. «That is where hope lies.»

Payá, 50, who last year presented his government with the Varela Project, a petition signed by more than 11,000 Cubans calling for political and economic reforms, said he plans to visit with Cuban exiles in Miami as early as this week.

He was vague about rumors that he would fly to Europe for an audience with Pope John Paul II. «If the pope will receive me, surely I will go see him.» He plans to return home in the next few weeks.

State Department spokesman Richard Boucher said that Powell «expressed his admiration» for Payá’s efforts in Cuba.

«It was a very good meeting and I think we heard a lot from Mr. Payá about the efforts that he and others in Cuba are making to try to bring about peaceful, democratic change in Cuba,» Boucher said.

Payá’s 20-minute meeting with Powell followed a media picture-taking session where the two shook hands for the cameras.

Payá has been traveling through Europe, where he reluctantly was allowed to travel by Fidel Castro’s government to receive the Sakharov Prize for Freedom of Thought, the European Union’s most prestigious human rights award.

On Monday night, he received the W. Averell Harriman Democracy Award, presented by the National Democractic Institute. At the ceremony Payá met Sen. Bill Nelson, who said he would send a letter today asking the Bush administration to present a resolution at the United Nations in support of the Varela Project. Nelson sponsored a similar resolution that passed the Senate 87-0 last year.

The Varela Project calls for a referendum on freedom of speech and assembly, amnesty for political prisoners, the creation of private businesses and a revision of electoral law.

The Cuban government has not responded officially to the Varela Project, but mobilized a signature drive of its own that dissidents saw as a way to repudiate theirefforts.

Rafael Lorente can be reached at [email protected] or 202-824-8225 in Washington. Havana Bureau Chief Vanessa Bauza and Staff Writer MadelineBaró Diaz contributed to this report.

Copyright © 2003, South Florida Sun-Sentinel

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