La Vanguardia: Ley de embargo divide a disidentes y exiliados

La Vanguardia Ley de embargo divide a disidentes y exiliados

ALBERTO MIGUEZ Enviado especial MIAMI.

El Congreso de Estados Unidos estudia estos días un proyecto de ley presentado por el demócrata Robert Torricelli, que prevé severas sanciones contra aquellos países que ignoren el embargo comercial y comercien con Cuba Una nueva ley de embargo divide a disidentes y exiliados cubanos EE. UU. estudia medidas más severas para presionar a Castro.

Disidentes del interior y exiliados cubanos se enfrentan estos días, con cierta ferocidad, ante la aprobación por parte del Congreso de EE.UU. de un proyecto de ley presentado por el demócrata Robert Torricelli que prevé severas sanciones contra aquellos países que comercien con Cuba, y condiciona la futura ayuda norteamericana a un Gobierno en la isla si garantiza la convocatoria de elecciones libres en los seis primeros meses.

Testimonios de cubanos

Desde 1961, Washington mantiene un estricto embargo comercial y económico contra el régimen castrista, aunque éste ha sido en muchas ocasiones «perforado» o simplemente ignorado por países como Canadá, Colombia, Brasil, Panamá, Suecia o España. Felipe González considera que el embargo es «un error» y así lo hizo constar •siempre que trató el tema con responsables norteamericanos.

El proyecto del ley está siendo estudiado estos momentos por el subcomité de Asuntos Exteriores del La disidencia interna se muestra contraria a que se potencie el embargo Congreso. Varias personalidades cubanas del exilio han testimoniado hasta ahora en su propio nombre o en el de las organizaciones políticas que representan de dentro o fuera de la isla.

El proyecto, además de potenciar el embargo, mejoraría, empero, las comunicaciones telefónicas y postales entre la isla y el resto de los países del continente.

Los tres disidentes cubanos del interior más conocidos se han pronunciado recientemente en contra de este embargo renovado. Se trata de Gustavo Arcos (secretario general del Comité Cubano pro Derechos Humanos), Elizardo Sánchez Santa Cruz (presidente de la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación) y Oswaldo Paya, coordinador general del Movimiento Cristiano de Liberación.

Los tres -viven en la isla donde han pasado largos años en la cárcel por delitos • de conciencia. Arcos, Sánchez y Payá suscribieron el pasado mes de enero una «declaración de buena voluntad hacia el pueblo de Cuba», donde se pide a Estados Unidos que «ratifique que no tiene intenciones de intervenir militarmente en Cuba y que está dispuesto a iniciar un diálogo con el Gobierno cubano para resolver las diferencias entre ambos Estados sobre la base del respeto mutuo a la determinación de cada pueblo». La declaración sugiere a los gobernantes castristas que «reconozcan la obligación de tomar en cuenta el sentir de todos los cubanos».

Esta tibia declaración coincide con la postura de la Plataforma Democrática Cubana, una coalición de grupos liberales, democristianos y socialdemócratas que propone el establecimiento de un diálogo con el régimen castrista para preparar la transición hacia la democracia. El líder más conocido de esta coalición es el escritor Carlos Alberto Montaner, exiliado en Madrid.

Pero no todos los disidentes que viven en Cuba se oponen al proyecto de ley Torriccelli. Pablo Reyes Martínez, del grupo ilegal Unión Cívica Nacional, o Gerado Cabrera Escobar, del Comité Martiano por los Derechos del Hombre, apoyan la nueva ley de embargo. En recientes declaraciones, Cabrera Escobar fue tajante: «Con Torricelli o sin él, en las panaderías hay un cartel que dice simplemente ‘no hay harina’. Antes ponían ‘no hay pan’. Las cosas no pueden empeorar mucho más». Por su parte, Pablo Reyes considera que el nuevo proyecto puede servir para acelerar la caída de Fidel Castro y por eso gozaría del apoyo mayoritario del pueblo cubano. Además de algunos grupos disidentes

El proyecto prevé potenciar el embargo contra Cuba, pero también mejorar las comunicaciones telefónicas y postales con el exterior dentes del interior, el proyecto Torricelli es apoyado por casi todas las organizaciones del exilio cubano radicadas en Estados Unidos y que se agrupan en la Coalición Democrática, próxima a la poderosa Fundación Cubano-americana. La reciente intervención ante el subcomité de Exteriores del exiliado Ramón Cernuda en representación precisamente de los disidentes del interior que se oponen al proyecto de ley de embargo ha provocado en la colonia cubana residente en la Florida un chorreo de improperios contra el portavoz de la disidencia «dialogante» (aquí conocida como «dialoguera»), acusado de «traidor y vendepatrias».»

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